Adualismo advaita
“Cuando se ha experimentado que Dios está en todo, que todo está en Dios y que sin embargo Dios no es nada de lo que es, entonces se está cerca de la realización, de la auténtica experiencia advaita que, como toda verdadera experiencia, no puede ser comunicada ni expresada por medio de conceptos” (La Trinidad. Una experiencia humana primordial, Madrid1999).
El advaita es la doctrina hindú de la a-dualidad de todas las cosas (a-dvaita, “no dos”), incluyendo el mundo y el mismo Dios. Panikkar prefiere traducir el advaita por “a-dualidad”: la Divinidad “no está individualmente separada del resto de la realidad, ni es totalmente identica a ella”, como pasa con el dualismo y el monismo. El advaita no se puede confundir con el monismo, a pesar de que así lo afirmaran algunos comentaristas occidentales, e incluso fuera opinión común entre los teólogos occidentales hasta muy recientemente, y algunos todavía lo sigan considerando así.
La doctrina advaita se considera como el culmen de todas las religiones y filosofías, en cuanto que introducen la “experiencia suprema” de la no-dualidad, no-separabilidad entre Sí-mismo (âtman) y Dios (brahman). La verdad para el advaita es llegar a descubrir que “âtman (el Yo) es Brahman (el Absoluto)”, o lo que es lo mismo (“Tat tvam asi” = “Tú eres Eso-o Él”, el Absoluto), sin dejar de ser diferentes. En el advaita, Dios y el mundo no están yuxtapuestos ni el uno absorbido por el otro, sino en relación de reciprocidad: lo Absoluto es trascendente e inmanente a la vez. “La dimensión de trascendencia excluye la identificación monista, mientras que la de inmanencia impide la identificación dualista”, expresa R. Panikkar.
“Dios no es ni el Mismo (monismo) ni el o lo Otro (dualismo). Dios es un polo de la Realidad, polo constitutivo; silencioso y por tanto inefable en sí, pero que habla en nosotros; trascendente, pero inmanente en el mundo; infinito, pero limitado en las cosas. Este polo no es nada en si mismo. No existe sino en su polaridad, en su relación. Dios es relación, íntima relación interna con todo” (Iconos del misterio. La experiencia de Dios, Barcelona 2001).
En esta concepción no hay nada que no sea sagrado, ni hay nada absolutamente sagrado, separado del resto, todo tiene una dimensión sagrada: “Lo sagrado es un aspecto de todas las cosas por el mismo hecho de que las cosas son reales”. Esta es la concepción de la divinidad y de lo sagrado que le parece a RP más claramente acorde con el cristianismo. El concepto de advaita es fundamental en su pensamiento, en consonancia con SU otro concepto de ontonomía y en aplicación a la dinámica trinitaria, tanto hacia el interior divino como hacia toda la realidad. “Advaita y ontonomía son las dos caras de una misma moneda” (Francis X. D’Sa).
Ni dualismo ni monismo, la concepción adualista de la Realidad ha estimulado a nuestro autor para una concepción más plena y radical de la Trinidad. Para Panikkar, el acontecimiento cristiano no puede entenderse como dualista ni como monista, sino solamente como trinitario-advaita. Se trata de algo nuclear en su visión de Dios. No es sólo el tema de la Trinidad sino el de la realidad personal de Dios, que no niega nuestro autor, pero que él interpreta integrándola en una visión polifónica de la Divinidad.