“Colligite fragmenta”. Particularidad y universalismo
“Colligite quae superaverunt fragmenta, ne pereant (Jn 6,12). Nada se desprecia, nada se deja de lado. Todo está integrado, asumido, transfigurado... Pensar todos los fragmentos de nuestro mundo actual para reunirlos en un conjunto no monolítico, pero si armónico” (La intuición cosmoteándrica, Madrid 1999).
“No podemos vivir por más tiempo en compartimentos estancos y narcisísticamente satisfechos en aislamientos que dejan de ser espléndidos para convertirse en miserables...Se trata de la interconexión de todo con todo, como subrayan prácticamente todas las místicas” (“¿Mística comparada?”. La mística en el siglo XXI, Madrid 2002).
“Dios es relatividad radical o reciprocidad total. Con ello se quiere subrayar el carácter de relación constitutiva de todo con todo, cosa muy distinta de un puro y simple relativismo... El relativismo es pesimista y destruye cualquier criterio de verdad, incluido el propio; la relatividad, por el contrario, deja en pie los criterios de la verdad, pero sin absolutizarlos” (El silencio del Buddha, Madrid 1996).
Frente al reduccionismo típico del pensamiento occidental, Panikkar tiene como principal característica la obsesión por el todo, por llegar a la realidad en toda su plenitud, por una armonía entre las diversas realidades particulares y las distintas concepciones culturales del occidente moderno y de oriente. Se trata de acercarse a una auténtica “visión del todo”
Es por esto que, particularismo y universalidad están indisolublemente unidos en la reflexión y la vida de Raimon Panikkar en la búsqueda de la interrelación que existe de todo con todo. No se puede llegar a alcanzar la realidad total si no es desde lo particular concreto. Panikkar sabe que no se puede ser verdaderamente universal sin ser radicalmente particular, concreto. La interconexión o interdependencia es un elemento fundamental en el buddhismo y otras tradiciones.