[“Dimensión”] Cosmoteándrica o teantropocósmica

 

“La intuición cosmoteándrica es la intuición, totalmente integrada, del tejido sin costuras de la realidad entera… el conocimiento indiviso de la totalidad (La intuición cosmoteándrica).

“No hay tres realidades: Dios, el Hombre y el Mundo; pero tampoco hay una, o Dios, u Hombre o Mundo. La realidad es cosmoteándrica. Es nuestra forma de mirar lo que hace que la realidad nos aparezca a veces bajo un aspecto y a veces bajo otro. Dios, Hombre y Mundo están, por así decirlo, en una íntima y constitutiva colaboración para construir la Realidad, para hacer avanzar la historia, para continuar la creación” (La Trinidad. Una experiencia humana primordial).

La intuición cosmoteándrica expresa la unión indisoluble, totalizante, que constituye toda la Realidad; la triple dimensión de la realidad como un todo: cósmica-divina-humana. La intuición cosmoteándrica es “el conocimiento indiviso de la totalidad”. La propuesta de Panikkar es vivir de tal modo abiertos a esta triple dimensión de la realidad, abiertos a los demás, al mundo y a Dios, que podamos llegar a la comunión armónica con el todo: la reconciliación cosmoteándrica. Se trata de una experiencia más mística e inefable que filosófica en el sentido tradicional; pero rompe los moldes filosófico-teológicos al uso.
La dimensión cosmoteándrica es otra manera de expresar la concepción Trinidad radical de la realidad (cf. más adelante). La estructura triádica y la concepción trinitaria están en RP no sólo en su pensamiento sino en su metodología, que incluso organiza sus escritos en estructuras triádicas y sus múltiplos, como es el caso de sus “novenarios” (tres veces tres).
El cosmoteandrismo es un concepto indispensable para la comprensión del pensamiento panikkariano; “la meta y plenitud de toda religión” (La Trinidad). La intuición cosmoteándrica, misterio cosmoteándrico o más exactamente -aunque menos eufónicamente- la realidad teoantropocósmica, manifiesta que es la relación lo que une la realidad divina, humana y cósmica.
La comprensión de esta visión necesita la perspectiva del adualismo advaita y la relatividad radical (cf. más atrás), y una nueva inocencia que supere la visión fragmentada de la realidad que tenemos los humanos, para llegar a esa comprensión y vivencia unitaria de la realidad en la que estamos inmersos.
Esta nueva inocencia “se ha liberado del ansia de perfección, que implica necesariamente ser mejor que los demás... Es pura aspiración… [Se sitúa en] el reino de la pura gracia” (La nueva inocencia, Estella 1993). La aspiración a la armonía que “se establece con la realidad cuando nosotros estamos en consonancia”; supone buen humor, dulzura, serenidad y paz, que son “manifestaciones de la estructura de la realidad”. No es el sueño ingenuo de querer recuperar el paraíso, sino más bien “la curación, en la cultura occidental moderna, de la herida provocada por la Ilustración al separar epistemología de ontología, al hacer del conocimiento la cacería del objeto por el sujeto”. Por eso, “no parte de la dicotomía entre objeto, cosa objetiva desconectada del hombre, y sujeto, mente subjetiva”, no cae en la “concupiscencia del conocimiento objetivo”; sino que “envuelve en un mismo acto al conocimiento y al conocedor, porque sabe que no se da el uno sin el otro”, sin la relación (Ibid.).

“Si el mensaje cristiano significa algo, es esta experiencia de la realidad cosmoteándrica de todo ser, de la que Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, es el paradigma. En Cristo no está la Materia por su cuenta, el Hombre por su parte y Dios por otra; ninguna de estas dimensiones intrínsecamente unidas aventaja a la otra, de modo que no tiene sentido afirmar que Cristo es más divino que humano o más mundano que celeste. El velo de la separación ha sido rasgado y la integración de la realidad comienza con la redención del hombre” (Culto y secularización. Apuntes para una antropología litúrgica, Madrid 1979).

Raimon Panikkar

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“ Escribir es, para mi, vida intelectual
y también experiencia espiritual …
me permite profundizar el mistero de la realidad.”