Filosofía y Teología

“La filosofía debe ser sobre todo sabiduría del amor… Con logos solamente no se puede vivir; sólo con experiencia mística se puede vivir a Dios” (“Philosophy as life-style”).

“La separación entre filosofía y teología es mortífera para ambas. Cabe distingirlas, pero no se pueden separar. Su relación no es dualista, sino adualista, advaita (Mort i resurrecció de la teologia, Vic 2002).

Panikkar conoce la distinción Filosofía y Teología, un pensamiento basado en la razón y otro en el que se tiene en cuenta la fe religiosa; también conoce muy bien las pugnas históricas entre fe y razón. Pero, un elemento fundamental que vertebra todo su pensamiento teológico es la convicción de que la separación entre Filosofía y Teología es algo artificioso e incluso pernicioso para ambas. Sólo del reencuentro entre filosofía y teología puede venir la necesaria resurrección de ambas.
Además, es necesario tener en cuenta la concepción que R. Panikkar tiene de que la filosofía es, sobre todo, la “sabiduría del amor”. Por eso nos hace falta “una sabiduría divina y humana a la vez. Y así lo ha visto la humanidad desde antiguo; pero la armonía raramente se ha conseguido. El equilibrio se ha desplazado hacia teocentrismos deshumanizantes o hacia antropocentrismos degradantes... El filósofo es amante de la sabiduría porque participa en la sabiduría del amor... no ha escindido el amor del saber ni ha subordinado el uno al otro” (La experiencia filosófica de la India). Durante mucho tiempo, el ser humano buscó la verdad última con todo su ser, sin hacer distinción entre filosofía y teología, pero luego se fue realizando un proceso de discriminación y escisión paulatina. La unión armónica entre razón y fe es la que da origen a una auténtica filosofía y a una auténtica teología.
Para RP fe y razón deberían volver a integrarse en Occidente de manera complementaria. Puede que esa discriminación entre fe y razón fuera necesaria, pero el enfrentamiento ha sido nefasto y destructivo para ambos, ya que el desarrollo autónomo de ambas líneas de conocimiento fue parejo a una desintegración negativa. Panikkar considera que esta corrupción ha afectado a la teología, concebida ahora como una “ciencia” pura, una deducción dialéctica de conclusiones a partir de una revelación prefijada; de este modo, ha perdido su verdadera perspectiva sapiencial. Es necesario que razón y fe, filosofía y teología vuelvan a caminar juntas en la búsqueda de una verdadera sabiduría sin que ninguna suplante a la otra, sino que se complementen armónicamente.