Identidad e identificación
“La identidad de Cristo no es su identificación... De Jesús podemos conocer la identificación objetiva, nació y murió en tiempos y lugares específicos... pero su identidad puede escapársenos todavía... Para conocer la identidad hace falta amor, hace falta fe... hay que encontrar su persona” (La plenitud del hombre).
La distinción entre identidad e identificación resulta particularmente importante en la teología de RP al hablar de algo tan importante en Cristología como la relación entre Cristo y Jesús. Su afirmación más polémica es: “Jesús es Cristo, pero Cristo no puede ser completamente identificado con Jesús”. Esto tiene que ver con la concepción panikkariana de pars pro toto, que en este caso se aplica al conocimiento simbólico: “Jesús es el símbolo de Cristo”, “el icono visto a la luz tabórica de la revelación”. Para comprender lo que Panikkar quiere decir con que “Jesús es el símbolo de Cristo”, es necesario comprender su concepción del símbolo (cf. más adelante). Por eso, para Panikkar decir que Jesús es “el símbolo” de Cristo no entra en contradicción con la afirmación dogmática de que Jesús “es el Cristo”, pero no se puede hacer la afirmación a la inversa, “el Cristo es Jesús”, pues Cristo no puede ser restringido a la figura histórica de Jesús de Nazaret, aunque se manifieste en ella.
“La identidad de Cristo no es su identificación”. Identidad e identificación no pueden separarse, pero no son la misma cosa. La diferencia entre ambos es la misma entre el qué objetivo, físico, fiscal... de un individuo y el quien de una persona, su realidad más profunda. De Jesús podemos conocer su identificación objetiva, pero ello no supone llegar hasta su identidad, profunda. Para Panikkar, esta diferencia puede explicar la reticencia de Jesús a la hora de revelar su propia identidad. “Cualquiera que tenga experiencia del insondable abismo del ‘yo’, sentirá la necesidad de mantener velada la propia identidad, de revelarla sólo a… las personas amadas, a los inocentes (cf. Mt 11,25-27). Jesús no contesta ni a Herodes ni a Pilato” (Iconos del misterio). Y es que “para conocer la identidad de Jesús de Nazaret hay que encontrar su persona… Pero no podemos encontrar la persona en el pasado... La experiencia no es un recuerdo; es un acto que nos sucede y nos transforma, aunque pueda basarse en memoria actualizada” (Ibid). Conocer realmente la identidad de Jesús supone un encuentro con Jesús Resucitado, el Cristo vivo, para realizar su experiencia humana y divina. Por eso, insiste Panikkar que no es una experiencia histórica, sino transhistórica, personal, única e intransferible. La Cristología se ha concentrado con demasiada frecuencia en la identificación de Jesús (datos históricos, palabras, atributos, etc.), dejando para la espiritualidad la búsqueda profunda de su identidad.